Cuando una familia recibe el diagnóstico de escoliosis en su hijo, una de las primeras preguntas que suele surgir es: ¿Tendrá que llevar corsé? Y no es para menos. El uso del corsé genera muchas dudas, miedos y, en ocasiones, decisiones precipitadas. En este artículo voy a explicarte de forma clara y actualizada cuándo está indicado el corsé en la escoliosis y cuándo no, para que puedas tomar decisiones informadas y con tranquilidad.
Además, al final te contaré uno de los errores más comunes que cometen las familias y que puede afectar negativamente al tratamiento. ¡Quédate hasta el final!
El corsé en la escoliosis: ¿por qué se usa?
El corsé es uno de los recursos más utilizados para frenar la progresión de la escoliosis moderada. Está respaldado por numerosos estudios y, en muchos casos, permite evitar una cirugía. Pero también es una medida exigente, tanto a nivel físico como emocional, especialmente para los adolescentes.
Por eso, no se puede indicar a la ligera. Es fundamental saber bien en qué casos es útil, en cuáles no lo es, y en qué situaciones puede haber dudas razonables.
¿Cuándo está claramente indicado el corsé?
Hay tres situaciones en las que el corsé sí está indicado con bastante claridad:
1. Escoliosis moderada con riesgo de progresión
Cuando la curva está entre 25° y 45° y el niño aún se encuentra en fase de crecimiento rápido (Risser 0 a 2). En estos casos, el corsé es clave para evitar que la curva siga avanzando hacia valores quirúrgicos.
2. Escoliosis leve pero progresiva
Incluso en curvas más pequeñas, por debajo de 20º o 25º, si ha habido una progresión de al menos 5° en 6 meses, el corsé puede ser necesario. Aquí el objetivo es frenar la curva cuanto antes.
3. Escoliosis grave (45° a 55°)
Aunque esté cerca del umbral quirúrgico, a veces el corsé se utiliza para intentar retrasar o incluso evitar la cirugía, si aún hay margen para el tratamiento conservador.
¿Y cuándo no se debe poner un corsé?
Tan importante como saber cuándo sí, es saber cuándo no es recomendable usar corsé. Estos son los tres escenarios más comunes:
❌ 1. Escoliosis leve y estable
Si la curva es inferior a 20° y no ha progresado en las últimas revisiones, lo mejor es seguir con control y ejercicios específicos, sin necesidad de corsé.
❌ 2. Niños que ya han dejado de crecer
En pacientes que ya han alcanzado la madurez esquelética (Risser 5), el corsé ya no tiene utilidad para frenar la progresión.
❌ 3. Curvas muy severas (más de 60°)
Aquí la cirugía suele ser necesaria. En estos casos, el corsé no evitará la operación y, en algunos contextos, incluso puede ser contraproducente. A veces se usa de forma puntual para preparar la columna antes de la intervención.
¿Y qué pasa con los casos en los que hay dudas?
No siempre es blanco o negro. Hay situaciones en las que puede haber discrepancia entre profesionales, y es completamente normal. Dos escenarios frecuentes donde pueden surgir dudas son:
🤔 1. Curvas en el límite (25°) con crecimiento por delante
Aquí se puede optar por esperar con ejercicios específicos y control estricto, o bien iniciar un corsé a tiempo parcial desde el principio. Ambas decisiones pueden ser válidas, y dependerán de la experiencia del profesional y las preferencias de la familia.
🤔 2. Escoliosis leve o moderada en niños que casi han terminado de crecer (Risser 3-4)
En estos casos, el riesgo de progresión es bajo, pero no nulo. De nuevo, se puede decidir entre seguir con ejercicios y vigilancia, o ser más preventivos e iniciar el corsé si hay más factores de riesgo.
El error más común con el uso del corsé
Muchas familias creen que llevar el corsé solo unas pocas horas al día es suficiente, pero eso es un gran error. El estudio BRAIST (2013) lo dejó claro: el corsé solo es efectivo si se lleva al menos 18 horas al día. Por debajo de 6 horas diarias, no se observaron beneficios reales.
Así que, si el corsé se ha indicado, hay que tomárselo en serio. 18 horas al día y combinado con ejercicios específicos, es la forma más eficaz de frenar la escoliosis.
Conclusión: ¿Corsé sí o no? Depende, pero hay criterios claros
Como ves, no todo depende exclusivamente del número de grados. La decisión de poner un corsé en la escoliosis debe tener en cuenta la edad, el riesgo de progresión, la evolución de la curva y el momento del crecimiento. Por suerte, cada vez contamos con mejores datos para tomar decisiones informadas.
Si tienes dudas sobre el caso de tu hijo o hija, podemos ayudarte. Ponte en contacto con nosotros y analizaremos tu situación de forma personalizada.
¿Te ha parecido útil este artículo? Compártelo con otras familias que estén pasando por lo mismo. Y recuerda: con el tratamiento adecuado, cualquier niño con escoliosis puede llevar una vida plena y activa.